sábado, 28 de marzo de 2015

Celebra la vida reflexionando.

Se dice que en el Domingo de Ramos se recuerda la entrada Triunfal de Jesús a Jerusalén. Todo mundo sale con ramos en mano a participar de las procesiones, lanzan vivas a su Dios y cantan con más ahínco no sólo para animar las celebraciones sino para alabar a un Dios que no se impone con la fuerza de la brutalidad ni con la violencia de la espada sino con el amor y la ternura que sólo un Verdadero Dios, padre y madre, creador y redentor del universo puede hacerlo. Porque al miedo milenario con que han enseñado a Dios en infinidad de pueblos, lo combate sin más la sencillez, la calidez humana, la sensibilidad social, el compromiso, la vida de un Nazareno sin pretensión alguna de figurar en la historia, pero con la convicción clara de hacer de este mundo un lugar donde reine el amor, la justicia, la paz y la concordia.

En este sentido, pensar en esa entrada “Triunfal” de Jesús a Jerusalén no puede menos que evocarnos la figura de Aquel en cada uno de las amantes de la vida, de la paz, de la justicia, del amor, de la fidelidad y del compromiso social que hoy encontramos actuando de manera comprometida y desinteresada en nuestra sociedad Colombiana, tan sufrida y tan ávida de grandes transformaciones que la conviertan no sólo en un mejor “vividero” para nacionales y extranjeros sino en un verdadero “Estado Social de Derechos” como reza nuestra constitución.

Ciertamente, no somos ajenos a la realidad de nuestro país, así como no somos ajenos a los actores del conflicto, a las víctimas de la violencia, a las posibilidades que existen para salir adelante, a los personajes de la política colombiana que están convencidos hasta los tuétanos de que el proyecto de la paz no se hace por la vía de la violencia o realizando acuerdos amañados sino poniendo las cartas sobre la mesa, deponiendo los orgullos y las rencillas particulares y pensando en el bienestar y el provenir de tod@s l@s Ciudadan@s de esta bella y rica Patria.

Sin embargo, sigue habiendo quienes para dolor del Cristianismo y del sueño de una Patria Justa y en Paz creen más en la fuerza de las armas, en el confinamiento a las mazmorras que tenemos por Centros Penitenciarios y a la misma muerte expresada en desigualdad, en “limpieza social”, en el pésimo sistema de salud, en acaparamiento de las tierras entre otras modalidades. Lastimosamente, muchos de ellos dicen llamarse Cristianos y participar de acontecimientos de Fe como el que nos atañe este domingo.
Han pasado 2000 años de cristianismo y aún en estas sociedades tan Evolucionadas  no hay lugar para las ideas absurdas, revoltosas, infantiles, heréticas y mamertas del hombre de Nazaret, que de puertas de los Templos para adentro se le rinde Culto, tributo y admiración, pero desde sus atrios para afuera no es más que un idealista, un rebelde sin causa.

En resumen, si Jesús volviera hoy, como hace veinte siglos, lo volveríamos a crucificar como hemos hecho con tantos en nuestra sociedad que han soñado con un País de oportunidades para tod@s y con ello, la primera parcela de ese “otro mundo posible.”

Que esta Semana Santa que comienza hoy, en donde se rememora  la vida del Maestro, nos cuestione mucho en nuestras ideas, sentimientos, comportamientos, palabras, gestos y métodos a la hora de recrear el mundo.

Norberto Tami - Equipo Orientación.



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