Con el tiempo y, como de una manera heredada nos hemos
acostumbrado a ver los problemas de la vida como grandes monstruos imposibles de vencer o
superar. Es tan arraigada esta tendencia en nosotros que ante cualquier
obstáculo lo primero que pensamos es en tirar la toalla, salir corriendo
dejando todo a su suerte como si con esto los inconvenientes fuesen a
desaparecer, como si con esta actitud quedásemos “vacunados” contra
dificultades futuras…
En verdad que son muy pocos los seres humanos que ante los apuros
agrestes de la vida y de la historia adoptan una postura más reflexiva y
comprometida con la solución de estos. Es cierto que para muchos la historia no
ha sido una aliada incondicional, que a diario se enfrentan a inconvenientes
gravísimos, tristes y dolorosos pero, ¿quién
está exento de dificultades o tropiezos al emprender el camino de la vida?
¿Quién no ha tenido inconvenientes al realizar una opción personal o
comunitaria? Con seguridad tendremos que decir que TODOS…
Ya desde el mismo momento en que somos engendrados nos
enfrentamos a los primeros peligros de la vida, que afrontamos sólo con las
herramientas que la naturaleza nos ha otorgado. Todos, absolutamente todos
tenemos cada día ante nuestro ser el reto de un nuevo día, de ganarle el combate
al desaliento, al aburrimiento, a la desconfianza, a la desesperanza y así
luchar por ser felices…
Eso es la vida, una lucha constante por nuestra felicidad y la
de aquellos que amamos y nos aman.
La vida está hecha de contrastes, en ella se sufre y se goza,
se vive y se muere, se ríe y se llora, se pierde y se gana, se construye y se
destruye, se ama y se odia, en fin la vida está hecha de las pequeñas cosas que
van moldeando nuestra humanidad, nuestra manera de pensar, de sentir y de
creer. La vida no está hecha, no es un artículo prefabricado que se compra o
que se vende, la vida se vive, se repiensa y se recrea en cada cosa que
hacemos, sobre todo cuando damos rienda suelta al espíritu del amor, de la
libertad y de la creatividad que habita en cada uno de nosotros, sobre todo,
cuando optamos por hacer de ella el mejor regalo para quienes están a nuestro
lado, también cuando buscamos a toda costa la promoción y la felicidad de los
nuestros, pero también la de todos aquellos que el mundo ha rechazado, ha
excluido y ha olvidado…
La vida es hermosa por naturaleza, pero pronto perderá su
belleza si quienes tenemos la tarea de recrearla a diario permitimos que se
empañe de desaliento, desazón, tristeza, dolor y desencanto.
“Te doy gracias Padre, Señor del Cielo y de la Tierra porque
has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer
a los pequeños…”
Padre Dios, ayúdanos, ilumínanos y acompáñanos para que cada
día logremos moldear en nosotros la pequeñez que requerimos para asumir la vida
con la humildad, la sencillez y la fuerza que se necesita para lograr ser
verdaderos testigos de tu amor en cada espacio de esta historia que vamos
escribiendo con la tinta indeleble de nuestras opciones y acciones.
EQUIPO ORIENTACIÓN
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