“No desprecian a un profeta más que en su tierra”…
Son las palabras del evangelio este domingo haciendo referencia al
desprecio que sufría el Maestro cuando algunos de su pueblo pretendían enlodar
sus palaras y acciones aludiendo a su origen: familia, cultura, tierra…
Es el mismo flagelo que afrontan muchas personas hoy, son sometidas a
todo tipo de exclusiones por su condición sexual, color de piel, estrato
social, religión, nivel educativo y demás marcos que pretendemos hacer y que
cuando alguien sale de ellos empezamos a juzgar, excluir y maltratar.
Este es un fenómeno marcado en nuestros pueblos, tendemos a tachar de
malo aquello que no cabe en nuestras pequeñas mentes. Es decir, la diferencia
nos cuesta y así negamos un principio natural visible en la realidad: la diversidad.
El mundo es multicolor, multiforme, no a blanco y negro como la televisión
naciente y politizada que teníamos en Colombia no hace mucho tiempo…
Este fenómeno afecta el bien común, la felicidad compartida y así el
plan de Dios. Es que las personas excluidas sufren, se relegan, se excluyen, se
suicidan, se ven sometidas a todo tipo de maltrato contra su dignidad. Por eso,
para aquellos que seguimos al Maestro este comportamiento social es inválido y
exige ser re-pensado y orientado acorde a la medida de todas las cosas: el
amor.
Las acciones del Nazareno nos dan la respuesta. En Jesús no encontramos
a un hombre excluyente, ni juez implacable, por el contrario es un tipo humano
que comprende las falencias propias de la condición humana. No es un
“alcahuete” porque comprendiendo exige la conversión y el compromiso con la
construcción de “otro mundo posible”. Por ejemplo, le trajeron, prostitutas,
cobradores de impuestos, leprosos y Jesús en ellos no leyó el “marco social -
moral” que los excluía por sus acciones o condición, veía en cada persona un
ser humano maravilloso a quien no podía más que acoger y amar.
Es hora que a ejemplo del Maestro empecemos a construir un “mundo donde
quepan muchos mundos”… La “ética de mínimos” tiene mucho por aportarnos,
empezar a ponernos de acuerdo en aquellas cosas mínimas para no hacernos daño;
por ejemplo, no me mates yo no te mato, no me excluyas yo no te excluyo…
EQUIPO ORIENTACIÓN
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