domingo, 30 de marzo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO

“Estamos en una era, en la que el hombre, científica y tecnológicamente... Es un gigante. Pero que moralmente... Es un pigmeo.”

Dolorosamente, esta frase resume de manera explícita y sencilla la historia del mundo desde sus inicios hasta nuestros días. Es que en todas las jornadas de la historia ha habido quienes, en nombre de la verdad, la justicia y el desarrollo, y movidos por la convicción de tener la razón, el verdadero camino, han atropellado dignidades particulares y colectivas sin importar la devastación, la muerte, la desolación, la desesperanza y la pobreza que van dejando a su paso.

El nacimiento de un  sistema Social, Político, Económico o religioso trae consigo sus privilegiados y sus excluidos, sus libertades y sus restricciones, sus estímulos y sus castigos, en resumen, trae su propia categorización de las personas y sus comportamientos con el fin de preservar el supuesto nuevo orden de las cosas.

Es así que hemos avanzado ampliamente en el perfeccionamiento de los procesos académicos, empresariales, tecnológicos y científicos, los cuales nos ofrecen y garantizan un muy buen producto para la academia y para la industria, pero se olvidan de trabajar y fortalecer la dimensión humana de los futuros profesionales, representantes de las mayorías como abanderados en dirigir el curso de la historia y el desarrollo de los pueblos.

Triste realidad:
El sistema Social, Político, Económico y Religioso de nuestra Época, conocido por su egoísmo, voracidad salvaje, violencia y falta a la verdad es el Padre de la actual crisis que salpica a todas las instituciones de nuestra sociedad, es el accionista mayoritario en la destrucción de la capa de ozono y la explotación de los recursos naturales que ha generado el cambio climático tan desfavorable no sólo para el género humano sino para la naturaleza y los demás seres vivos que comparten con nosotros el privilegio y el derecho de esta tierra que nos prodiga todo para todos.

El mundo siempre ha estado regido por esta mentalidad tan dañina para la comunidad, el cooperativismo, la solidaridad, el amor y la felicidad; y tan enemiga del bien común, de la justicia y la verdad. Y siempre lo ha hecho a través de un Puñado de hombres y mujeres que atribuyéndose el poder popular, la posesión de la verdad, la toma de decisiones y el manejo de la moral no representan más que sus propios intereses y los de sus familias.
Respecto de esto, la experiencia nos enseña que las verdades absolutas sólo promueven la intolerancia y se defienden no con la fuerza de los argumentos sino de la represión excluyente y asesina.

Gran Reto:
La dimensión espiritual, tan influenciada por los valores del capitalismo, que promueve una teología de la prosperidad económica en muchas de las religiones, que limita las relaciones Hombre – Dios al mero cumplimiento de normas y preceptos morales a cambio de beneficios divinos, tiene la obligación de cuestionarse para renovarse, es decir, salir de la ceguera que nos hace tan inertes frente a la realidad que nos rodea para repensar nuestro modo de proceder en el mundo y tomar partido en la transformación de nuestra historia.

Es nuestro deber oponernos a las fuerzas de la muerte promovidas por quienes han gobernado siempre, y pasar de criticar a ser parte activa de la solución.

Que el hecho de recuperar la vista y ver ya por nosotros mismos, como al ciego del Evangelio de hoy,  nos saque de la mendicidad egoísta que tanto nos impide trabajar por el bien de todos, y así pongamos manos a la obra.

EQUIPO ORIENTACIÓN



domingo, 23 de marzo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO

En Juan 4 encontramos el relato de un encuentro con la vida. El Maestro, siempre inquieto, recorría las barriadas, calles, plazas donde los hijos de Dios viven la vida real y concreta, esa que a ratos suele ser dura y complicada. Jesús sabía que el Reino de Dios (“otro mundo posible”) debe empezar por la sanación de la realidad personal, por eso caminaba con los suyos en sus realidades concretas.

Allí, cuenta Juan, que se encontró con una mujer sencilla que venía a recoger agua. Una mujer pobre a la que Jesús le pide agua y a lo que ella responde desde sus dogmas religiosos recordándole que judíos y samaritanos no se la llevan bien.

Jesús aprovecha la situación para tres cosas importantes:

1. Para dialogar con ella, es decir para incluirla, para escucharla. En ese sencillo diálogo la ama, le muestra que es valiosa, que su pasado debe ser sanado (muchos esposos) para poder iniciar una nueva vida.

2. A Dios no le interesan los dogmas religiosos, le interesa la persona concreta que experimentando su amor de Padre sale al encuentro de los otros para  compartirles la alegría y libertad que produce el amor de Aquel que nos ha amado siempre.

3. Le recuerda que el agua con la que debemos saciar nuestra sed de amor y sentido es el amor de Dios, que ni las personas, dogmas, creencias, dinero o poder podrán darle sentido a la existencia.

El Maestro, una vez más, cuestiona nuestras opciones. A los cristianos (religiones que creen en Cristo) creo que nos llama a saciar nuestra sed del “agua viva” que es su amor dejando de lado poderes, jerarquías y riquezas, también nos exige la unidad para juntos luchar en la “construcción de ese otro mundo posible”, un solo frente en pro del respeto de la vida, la paz, la justicia, la reconciliación, el respeto por la vida animal y el cuidado de la naturaleza. A nivel personal nos pide espacios para el encuentro con él, así podremos empezar procesos de perdón y reconciliación que nos ayudarán a ser libres y con capacidad de amar y ser amados. 

EQUIPO ORIENTACIÓN

domingo, 16 de marzo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO

Desde los inicios de la civilización las sociedades han estado constituidas de forma piramidal, es decir, unos encima de otros y así sucesivamente hasta llegar a la cabeza visible. Tan marcada es esta tendencia que la mayoría de las personas hemos nacido en sociedades subyugadas donde el poder se concentra en unos pocos y donde para acceder a lo mínimo básico hay que ir como mendigos de un lado a otro, a veces, muriendo en el intento por conseguirlo.

Hemos sido criados con conciencia de oprimidos, de gente a la que le toca rogar por lo que legítimamente le pertenece… Somos una sociedad acostumbrada a mirar hacia arriba, a ver a qué hora caen las migajas de la mesa de los poderosos…
Hemos sido criados en una sociedad que no cree en sí misma sino que sigue esperando que los poderosos nos arreglen la existencia.
Hemos nacido en una sociedad sometida a la voluntad de los otros, y en la que nos han enseñado a mirar con reverencia y ceremonia a nuestros padres, a nuestros mayores, a nuestros líderes sociales, políticos y religiosos, incluso hasta al  mismo Dios a quienes dirigimos más que plegarias, súplicas servilistas y rastreras con el afán de conseguir algún favor.

Lastimosamente, esa mentalidad destructiva no se puede cambiar de la noche a la mañana. Muestra de ello es que cualquiera que se atreva a cuestionar mínimamente las condiciones de este sistema, es fácilmente eliminado, incluso muchas veces, con la venia de los mismos oprimidos. Muestra de ello es también que llevemos siglos enteros de lucha y aun no tengamos sociedades igualitarias, justas y por ende pacíficas.

Tal vez el problema no es, necesariamente, la consciencia colectiva sino la consciencia individual – personal la que debamos moldear con apertura, diálogo y ánimo. Para ello, proponemos desde la fe volver a mirar hacia Jesús de Nazaret, él es el Maestro de la vida, él nos enseña verdaderamente cómo deben ser nuestras relaciones con el poder, para en verdad poder hacer esta transformación que tanto necesitamos. Jesús, con el pasaje de la transfiguración, nos enseña hoy a mirar las cosas desde arriba, desde la montaña, desde el puesto de quien dirige, de quien sabe qué hacer. Es Jesús quien humaniza nuestras relaciones, quien transformó nuestras relaciones con Dios, quien nos enseñó a verlo no como un poderoso Jerarca que se sirve de nuestra pleitesía y miedo sino como un Padre fiel y lleno de ternura con cada uno de sus hijos e hijas.

Este puede ser un buen comienzo no sólo en la interpretación del pasaje de la transfiguración de Jesús, sino en el ejercicio de repensarnos y replantear así nuestra forma de interactuar con el mundo, una que no se basa en la reverencia y la ceremonia que podamos dirigir a los “dueños del mundo” sino en el amor que dignifica a cada persona y humaniza las relaciones entre los hombres.

Puede que al ser testigos de esta transfiguración de la existencia podamos ser más asertivos en los procesos que emprendamos con el fin de transfigurar las relaciones humanas y así transfigurar este mundo tan desfigurado por la inseguridad y la desconfianza.

EQUIPO ORIENTACIÓN... 

domingo, 9 de marzo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO

“La violencia contra sí  mismo”, pregonaba un gran hombre en 1978 en el Salvador, y cuánta razón tenía y tiene… Cuando pensamos en la raíz de todos los males que aquejan a la sociedad encontramos que está en el corazón del ser humano.

Es que en el corazón del ser humano también se gestan el egoísmo, el odio, la envidia, la violencia, el desamor, la desesperanza, la avaricia, la soberbia, la indiferencia que han hecho del mundo lo que es hoy…

El egoísmo de los que estando en el poder se enriquecen olvidando al pueblo; la avaricia de las grandes empresas que devoran y destruyen el planeta; la violencia de quienes cargados de odio han empuñado las armas; el odio que nos daña la felicidad y la paz interior; la desesperanza que nos limita a resignarnos y a creer que seremos felices en otro mundo y la indiferencia que nos encierra en nosotros mismos olvidando el dolor de los otros…

Por eso, la única violencia válida hoy es la violencia contra sí mismo (no medieval o física) sino el control y dominio de los brotes de todo aquello que se aleja por completo del Reino de Dios. No es fácil controlar los brotes de egoísmo, odio, miedo, desesperanza… Cuesta y duele y aún más en una sociedad que ha hecho de los antivalores, valores: el que tiene es, “ladrón que roba a ladrón”, “el que me las hace me las paga”, “primero yo”…

El Maestro vivió algo similar justo antes de iniciar su compromiso con la historia, dicen la escrituras que estuvo varios días alejado del ruido y de la rutina diaria confrontándose a sí mismo… Allí, en la soledad, brotaron deseos de poder, tener y fama. Y ante esos brotes Jesús tuvo que ejercer sobre sí mismo autocontrol y dominio de aquello que lo alejaría por completo del Reino de Dios.

El mal espíritu no está fuera de nosotros, está dentro de nosotros, en nuestra limitación y sólo con nuestra libertad tomando decisiones coherentes podremos dominarlo. Esa es la lucha que damos a diario quienes creemos que el “amor es la fuerza que transformará al mundo”…

El Maestro, sólo después de confrontarse, de ganar la batalla, es que sale a predicar, sanar, perdonar y construir ese “otro mundo posible”. Tal vez, la falta más grave de los cristianos hoy, es que están dedicados a ser abogados de dios, defensores de verdades religiosas y se han olvidado por completo de la revisión de la vida, de la coherencia y de seguir a su Maestro no con palabras sino con hechos concretos en medio de sus realidades cotidianas.

Que la vivencia de Jesús en el desierto nos motive a cuestionarnos, a ver a la luz de la vida del Maestro si hay coherencia en nuestros pensamientos, palabras y actos… Y de no ser así, empecemos caminos de conversión y sanación interior que nos permitan ser hombres y mujeres nuevos comprometidos en la construcción de una sociedad más humana, justa e incluyente.

“Violéntese a sí mismo, reprima en él los brotes de orgullo, mate en su alma los brotes de avaricias, de codicias, de soberbias, de orgullo. Eso es lo que hay que matar, esa es la violencia que hay que hacer para que allí surja el hombre nuevo, el único que pueda construir una civilización nueva, una civilización del amor” (Oscar romero)

 EQUIPO ORIENTACIÓN

sábado, 1 de marzo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO...

“Nada te turbe, nada te espante, Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: ¡Sólo Dios basta!”

Muchos podrán afirmar, desde la experiencia, que esta reflexión es caduca para la época que estamos viviendo. Tal vez no han dado con personas que sean brisa y fresco en las horas más veraniegas de su historia particular o familiar.
“Es que no hay amigos”, “ya no se puede confiar en nadie”, “amigo el ratón del queso”, entre otras muchas expresiones revelan que el poema de Teresa de Jesús, como el cuento del Reino de Dios son términos tan lejanos como desactualizados.

En contraste, muchos otros seres humanos afirmarán, desde su vivencia personal que Teresa de Jesús tiene toda la razón, porque a lo largo de su historia, han experimentado no sólo la cercanía de los suyos para sobrellevar las vicisitudes sino que ellos mismos han sido soporte en las horas oscuras que sufren aquellos que los rodean.

Es que de eso se trata la invitación que Jesús hace hoy, en que seamos capaces de superar el providencialismo, de modo que no estemos esperando siempre que todo nos llegue, a manos llenas, del cielo para ponernos en la tarea de ser agentes del Reino de Justicia, amor y paz en cualquiera de los espacios en que  nos desenvolvamos.

Muchos tendríamos un gran afán por concientizar a quienes no creen en Dios para que crean en Él, en su providencia, en su amor, bondad y misericordia, y es claro que no hay una mala intensión en quienes soñamos con eso, pero, ¿Cómo le decimos a tantos que desconfían del amor de Dios, que Dios nos ama a todos mientras en todos los espacios de la sociedad nos envidiamos, insultamos, agredimos y matamos mutuamente?

Entonces tendremos que ponernos en el ejercicio de crear nuevas formas, espacios, situaciones y oportunidades que privilegien la práctica del amor y sus derivados para que antes de organizar acciones conjuntas haya unos mínimos de confluencia y de unión. Es decir, que nos preocupemos no sólo por nosotros, sino también por los otros, para comprenderlos en las situaciones, creencias y costumbres que generan sus sentimientos y acciones.

Ustedes y nosotros tenemos una gran tarea y es la de aprovechar al máximo todas las virtudes, cualidades, dones y carismas que hemos recibido con el regalo de la vida y aprender a compartirlas con cada uno de los que nos rodean sólo por la alegría de ver cómo sus vidas pueden ser tan dignas y felices como lo merece también la nuestra.

EQUIPO ORIENTACIÓN
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