domingo, 11 de mayo de 2014

CELEBRA LA VIDA REFLEXIONANDO

Aunque muchos se empecinen en decir que la figura del pastor y las ovejas, que presenta el Evangelio, ya no tiene vigencia porque los tiempos han cambiado, porque la gran mayoría habita en las ciudades y nunca han visto un rebaño, vale la pena resaltar que ningún ser humano es tan corto de entendimiento como para no saber distinguir entre sus semejantes quién cumple o no con los requisitos para ser un verdadero pastor, guía, líder, maestro, modelo o como lo queramos llamar… Y quién es una verdadera oveja, discípulo, seguidor, alumno o admirador…

Es más, nos atreveríamos a afirmar que hoy más que nunca tenemos claro eso de “pastor y rebaño.” De los primeros diremos que son indiscutiblemente el modelo a seguir. De los otros indicaremos que son los seguidores fieles y devotos de los sentimientos y pensamientos expresados en las palabras y acciones de los primeros.
Y es tan clara la idea que tenemos que no sólo distinguimos fácilmente estas dos facetas, la de pastor o la de rebaño, en cualquiera que nos tropecemos o veamos sino que vamos viviendo o anhelando vivir al mejor estilo de esos que hoy reconocemos como pastores, guías, líderes o maestros…

Constantemente nos quejamos de que nuestra sociedad, nuestras comunas, nuestros barrios son un foco terrible de inseguridad, que nuestros jóvenes malgastan sus vidas en vicios, riñas y descontrol, que a los niños ya no les gusta estudiar, que contrario al deseo de los padres son groseros, altaneros, irrespectuosos… En resumen, todos somos conscientes de las problemáticas tan graves que la sociedad enfrenta no sólo en la calle sino también de puertas para adentro, pero, ¿qué hemos hecho para contribuir a la transformación de nuestras realidades de muerte? Porque por si no lo sabíamos la solución a los grandes problemas de nuestra sociedad está en nuestras manos y no en las manos de otros, específicamente de aquellos, quienes aprovechándose de nuestra necesidad, pereza y falta de compromiso con la historia resultan convirtiéndose en los gobernantes de turno que regirán por un tiempo más nuestros destinos atropellados pero llenos de esperanza.

Tal vez no tenemos la sociedad que hemos querido pero sí la que hemos permitido, y, ¿cómo lo hemos hecho? Dejando que los demás hagan lo que nosotros tenemos qué hacer y siguiendo a los mismos de siempre; Porque la sociedad, la comuna, el barrio sólo son producto de las opciones que hacemos, de los modelos de vida que seguimos, y, ¿a quién o a quiénes seguimos? No pretendemos hacer aquí una lista de las palabras que señalan la ineficacia e incapacidad de nuestros gobernantes o líderes, esos que muchas veces seguimos; esos cuya corrupción encarnamos a diario cuando creemos que todo se compra y se vende; esos cuya hipocresía hacemos vigente en nuestras relaciones diarias cuando nos acercamos a los demás sólo por lo que nos puedan dar u ofrecer, esos a los que volvemos a mirar no por sus virtudes sino por su modo ostentoso de vida, sus salarios, sus carros y casas lujosas; esos a quienes convertimos en nuestro ejemplo en vez de ser nosotros mismos el ejemplo, dar el primer paso, marcar la diferencia, coger al toro por los cuernos…

Si el seguimiento de ideales y de modos de vida, es tan importante en la construcción de nuestra identidad, de nuestra persona, ¿por qué no identificarnos con aquellos que nos hacen creer en nosotros mismos, que nos fortalecen la autoestima, que nos hacen protagonistas de nuestra propia historia? ¿Por qué no aceptarnos tal y como somos, aceptar nuestra realidad y a partir de ella ser signo de transformación, de cambio?

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”

EQUIPO ORIENTACIÓN 
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