Tal vez muchos, ante
diversas situaciones, nos cuestionamos: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo actúa Dios?
¿Quién es Dios?
En el evangelio de Juan
(capítulo 14) el Maestro de la Vida con sus obras y palabras responde estas
inquietudes válidas y necesarias para madurar en la fe. Intentaremos comprender
la figura de Dios desde las acciones concretas de Aquel Maestro inolvidable que
con su vida cambió las nuestras.
Dios, para Jesús, es el
Dios de la Vida, el Padre que ama sin medida ni reserva a todos sus hijos e
hijas. Es tal su amor que promete una vida de felicidad junto a Él luego del
paso por esta vida fugaz, quiere reunidos a todos los suyos. No es una promesa
que pretende limitar nuestra felicidad aquí en el tiempo y el espacio, por el
contrario exige que desde aquí se construya esa felicidad para todos y todas. Muchas
veces se ha alimentado la esperanza de los pobres, de los que sufren con esa
vida en la eternidad, alejándose por completo del querer del Dios del Maestro;
un dios que nos quiere infelices y en la miseria no sería el Dios Padre.
Dios se revela en la
historia, se va haciendo presente en personas concretas que se animan a
construir “ese otro mundo posible”: en esos que perdonan, que aman, sirven y luchan
por la justicia; en esos que tienen visión crítica de la realidad, que leen la
historia y responden a ella desde el amor, en esos a los que el dolor de los
otros los mueve a la entrega y a la denuncia… Es Dios mismo que en la persona
de Jesús ha asumido lo que somos y desde lo que somos nos señaló el camino a la
felicidad (salvación).
Por último, Dios es CAMINO
que nos conduce a la felicidad, a la justicia, al bienestar común; es VERDAD
porque al asumir nuestra condición nos mostró que es posible vivir como Él
espera, que su plan de salvación no es irrealizable y es VIDA porque al
ser el Padre anhela la vida en dignidad, en paz y en justicia para todos sus
hijos e hijas.
“Eres el Dios de los brazos extendidos y de las manos abiertas. Brazos extendidos que
reciben y acogen, brazos extendidos que dejan
partir. Manos abiertas que no aprisionan, atan ni amarran; que no juzgan ni
condenan, manos que liberan en lugar de oprimir.
Eres el Dios del amor y de la sonrisa perpetua”…
EQUIPO ORIENTACIÓN...
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