Este fin de semana los
cristianos –de diversas religiones- nos detenemos a contemplar lo que llamamos
la ascensión de Jesús. Cuentan los evangelios que el Maestro, en presencia de los suyos, subió al encuentro con el Padre
de la Vida, no sin antes darles la tarea de encender al mundo con la Buena
Nueva de un Dios Amigo, cercano, que asumiendo lo que somos nos señaló el
camino a la felicidad común.
Este fin de semana
contemplamos no un dogma de fe, sino la experiencia de hombres y mujeres que
reconocieron en Jesús la presencia del Dios de la Vida. Este domingo en
realidad celebramos la fiesta de la humanidad renovada y re-creada en la
persona de Jesús. Es que en la persona de Jesús la humanidad adquiere un nuevo
sentido, ya no se trata de un proyecto inacabado, perdido en el horizonte; se
trata del plan de Dios para sus hijos e hijas hecho concreto en las palabras y
acciones del Maestro. El Plan de Dios que es la vida, la felicidad, la
justicia, el bien común.
“La gloria de Dios consiste
en que el hombre viva”, decía uno de los primeros cristianos sabiendo que a
Dios le interesa el bienestar de sus hijos e hijas; que Él se alegra con la
alegría de los suyos, que sufre con ellos, que camina con ellos en cada etapa
de la historia.
La ascensión de Jesús es la
ascensión de la humanidad al encuentro con un Dios Amigo que tiene un plan
común para su creación. Ascender es un compromiso con el momento histórico,
algo así como lo vivieron los apóstoles y las mujeres cercanas al Maestro:
empezaron a vivir en libertad, en el amor, en el servicio, nacieron comunidades
fundadas en el bien común y no en el egoísmo y con sus vidas fueron testigos de
la Nueva Vida, aquella que nos vino en el Nazareno. Empezaron a llevar esta
Buena Noticia, no atropellando la fe de los otros sino contándoles con palabras
y obras su experiencia y así fueron encendiendo corazones que se sumaban a
la “locura del amor”.
Los cristianos tenemos hoy
una serie de compromisos urgentes con la historia, acercar diversas realidades
al plan de Dios: reconocer en la creación la casa común de la vida, no solo la
del ser humano, así empezaremos a respetar la vida y los ecosistemas; cambiar
el orden social fundado en el egoísmo unos encima de otros, para empezar a
construir la felicidad común; olvidar las peleas por dogmas religiosos para
unirnos en acciones comunes que hagan concreto el respeto por la vida y el bien
común… Ascender es un riesgo, es un
descolocarse, es una necesidad, es un proyecto que hoy el Dios Padre quiere que
asumamos…
EQUIPO ORIENTACIÓN
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