domingo, 27 de septiembre de 2015

Celebra la vida

Escuchar que los niños sueñan con ser, el día de mañana, esto o lo otro, Ver jóvenes entregados a sus estudios para lograr lo que sueñan o empeñados en trabajar para adquirir mejores condiciones, Ver Padres Abnegados trabajando para hacer de su familia un mejor espacio, Ver a los pobres organizarse y trabajar para no tener que sufrir en un futuro las mismas carencias; Ver a tanta gente inconforme con este mundo y luchando porque sea más justo, más humano, me anima a pensar que tod@s soñamos con un mundo mejor, con algo mejor que esto que hoy tenemos…

Pensar en un mundo mejor, es decir, hacer de nuestro planeta un lugar más justo, más digno, más humano, más agradable para tod@s no está mal. Es más, es un deber de tod@s los que ocupamos este hermoso planeta.

En la lucha por alcanzar este sueño de tod@s se hace de todo, Unos utilizan este método, otros idean otras maneras, unos lo quieren hacer meramente desde el plano de lo religioso, así como otros desde lo meramente político, sin embargo, como señala Pablo en la Primera Carta a los Corintios: “Todo está permitido, dicen; pero no todo conviene. Todo está permitido. Pero no todo edifica.”

Dios se soñó este mundo como un lugar en donde fuéramos capaces de coexistir entre hermanos y con las demás especies, es decir, un lugar donde fuésemos felices nosotros y los otros, en el cual tuviéramos la posibilidad de cuidar y recrear, y para ello puso una meta, El amor. El camino podrá ser accidentado, pero la meta seguirá siendo la misma. Sólo esta meta traerá felicidad a tod@s. El amor que se da, que dignifica, que respeta, que perdona, que dialoga, que promociona, que levanta, que anima, en fin, que da sentido a la vida propia y ajena.

Hoy, en muchos lugares del mundo, son unánimes el clamor por la justicia y la paz, anhelos humanos con los que muchos juegan, trafican y se enriquecen. Unos quieren conseguirlos a costa de dolor, sangre y más muerte, otros los buscan por el camino del diálogo y la concertación. Muchas veces nos despreciamos mutuamente al tiempo que desprestigiamos los métodos que encarnamos en ese ejercicio de la transformación del mundo, es así que nos insultamos, nos maltratamos y nos seguimos matando.

Desde la mirada de Jesús se nos propone el camino de las Bienaventuranzas:

“Felices los pobres de espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los desposeídos, porque heredarán la tierra.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios.
Felices los perseguidos por causa del bien, porque el reino de los cielos les pertenece.
Felices ustedes cuando los injurien y los persigan y los calumnien [falsamente] de todo por mi causa”. 

Felicidad, ese es el deseo de Dios para tod@s, y quien la predique con su vida o su palabra tendrá la autoridad que le otorgan Dios y su coherencia para lograr contagiar cada día más de la alegría de vivir con la certeza de que Dios siempre nos acompaña en la construcción de “otro mundo posible.” Que tod@s merecemos…

EQUIPO ORIENTACIÓN


domingo, 20 de septiembre de 2015

Celebra la vida.

“La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor” (Freire)
Dice Marcos (9) que Jesús CAMINABA con los doce (“se marcharon”), que buscaba un lugar APTO y TRANQUILO  (no quería que nadie se enterara) y que les estaba ENSEÑANDO (“porque iba instruyendo a sus discípulos”).

Es una imagen profunda, liberadora y cuestionadora. Encontramos a Jesús comprometido con la historia, pretende la liberación y una nueva realización histórica alejada de esa que en aquel tiempo se había construido.

Es que ENSEÑAR es en sí mismo un acto revolucionario, liberador y transformador. Y Jesús, el Maestro, enseñaba a los suyos, es decir que los estaba dignificando, les estaba dando un espacio de crecimiento emocional, espiritual y racional. Jesús estaba convencido que educar es el camino para la construcción de “otro mundo posible”, sabía que fortaleciendo valores, educando en el amor y la fe, desarrollando capacidades de crítica y reflexión el Reino de Dios podría empezar a forjarse.
En la realización histórica actual se lastima la dignidad de la Vida. Hemos construido el sentido de la existencia en torno a un paradigma equívoco: Producir + Consumir + Tener= Felicidad. Este paradigma, capitalista y neoliberal, ha devorado los recursos naturales de todos para enriquecer a unos pocos, hace que vivamos afanados por tener, confundiendo la felicidad con  las cosas, hace que millones de pobres en el mundo pasen hambre y tristeza por no poder tener, hace que las condiciones laborales sean cada día más pésimas -porque lo importante es producir a bajo costo que genera más ganancias-, hace que cientos de personas en el mundo sientan la vaciedad y el sinsentido de la vida…

Construir una nueva realización histórica se constituye hoy en un grito desesperado del planeta que no aguanta más saqueos innecesarios, en un grito de la Vida que clama por ser valorada y re-dignificada. Un camino posible está en la EDUCACIÓN, enseñar a las nuevas generaciones a encontrar la felicidad en las cosas sublimes de la existencia: reír, caminar, compartir con los que se ama, compartir el pan en la mesa, sentir el calor del sol, admirar la hermosura de la luna, hacer deporte, leer un buen libro, disfrutar de un buen café… En fin, enseñar el valor supremo de la vida en cualquier estado y manifestación; enseñar que sólo amando, sirviendo y perdonando se construyen mejores familias, comunidades y sociedades; enseñar que la felicidad se construye con otros y no sobre otros.

Les decía Jesús a los doce que discutían por el poder, por el tener, movidos por su egoísmo: “QUIEN QUIERA SER EL PRIMERO, QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS”… Era la conclusión de su enseñanza de aquel día, les estaba dando un nuevo sentido y horizonte a sus vidas. Horizonte que los llevó a caminar con los pobres, a caminar predicando la Buena Nueva de un Dios que nos ama y nos quiere vivos y felices, a construir nuevas comunidades donde imperaba la fe, la justicia y el amor.

EQUIPO ORIENTACIÓN 

domingo, 13 de septiembre de 2015

Celebra la vida.

Tod@s tenemos anhelos, soñamos algo, con algo. Algunos tienen sueños y aspiraciones intangibles, otros demasiado tangibles, es decir, mientras unos sueñan con vida y Salud para poder ganar el pan con el sudor de su frente, otros –la mayoría- Sueñan con casa, carro, beca y mucho dinero, sin tener que hacer mayor esfuerzo y en el menor tiempo posible.

Desde el punto de vista Cristiano pasa lo mismo: muchos soñamos con una resurrección sin Calvario, una meta sin esfuerzo alguno, exaltaciones y distinciones sin el mínimo  mérito. ¿Qué nos pasa? Hablamos de Jesús, soñamos con Jesús, creemos en Jesús, decimos conocer a Jesús, pero, no queremos saber nada de la Cruz. Y la vida, obra y palabra de Jesús no tiene sentido sin el Calvario, sin la Cruz.

A tod@s nos gustaría que todo cuanto emprendiésemos nos saliera exitoso, rápido y sin esfuerzo. No en vano tantos elevan sus plegarias día a día, solicitando favores Divinos. Lastimosamente, muchas veces aquello que tanto queremos, anhelamos y soñamos no se nos da por más que dirijamos insistentemente a Dios nuestras plegarias, lo que nos causa, en el mejor de los casos, frustración, tristeza, desánimo y algunos interrogantes, por ejemplo, ¿Acaso Dios no me escucha? Y si no me escucha, ¿Qué he hecho para que no escuche lo que le pido? Y si he hecho algo, ¿Qué debo hacer para enmendarme?

En la mayoría de los casos no pasamos de la segunda pregunta ya que la tercera nos lleva a confrontarnos de manera directa con aquello que somos y, tristemente, a nosotros no nos gusta enmendarnos de nada ni por nada, no nos gusta pedir disculpas a nadie, no aceptamos que nos hemos equivocado, mucho menos aceptamos que nos toque como de Camino al Calvario hacia donde nos dirijamos. He aquí la otra parte del Calvario.

De golpe creemos en Cristo y en un Cristianismo que permea cada una de las dimensiones de la humanidad de aquello que se dicen Cristianos, por eso vivimos al pendiente de si este o aquel se comporta de acuerdo con lo que creemos es la Ley de Cristo, pero a penas ese Cristianismo me exige a mí, de forma personal, toca mi modo de vivir, entonces me siento atacado, confundido, desesperanzado, siento que me están exigiendo demasiado y me dan ganas de tirar la toalla de un Cristianismo que me “agrede”, que me “ataca”, que no me deja vivir a mi manera.

Si bien el Cristianismo es una manera de vivir, un estilo de Vida, su mismo nombre es claro en informarnos que se trata del Estilo de Vida de Cristo y no del estilo de Norberto, de Juan, de Leidy, de Tania, de Fulano o de Mengano. Y si quiero seguir a Cristo es porque intento conocer y Comprender su modo de vivir para poder asumir su propuesta en mi vida, y si digo conocer a Cristo y su estilo de Vida sé, de primera mano, que aquí no hay espacio para comodidades vacuas y egoístas, para la exclusión  de personas, para la pereza, para la fidelidad a medias ni para nada que tenga que signifique muerte.

Es necesario que como Creyentes estemos en constante crítica y confrontación de aquello que creemos y cómo lo vivimos, así como necesaria es la búsqueda de sentido de todo cuanto hacemos para no perder de vista el horizonte y para levantarnos cada vez que caigamos por este camino al Calvario que cada uno vive cargando sus propias cruces.

“Unos Confían unos en los carros, otros en la caballería; nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios; ellos se encorvaron y cayeron; nosotros nos erguimos y nos mantenemos de pie.”  (Salmo 20, 8-9)

EQUIPO ORIENTACIÓN 


domingo, 6 de septiembre de 2015

Celebra la vida!

"Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos"…

Son las palabras con las que Marcos (7) describe las acciones de Jesús.  Describe a un hombre sencillo, que camina con el pueblo, que está por ahí, escuchando y guiando a los demás. Un hombre que con sus acciones y palabras produce bondad, es decir que es luz, que es bueno, que ayuda, que orienta a otros hacia la felicidad común.

Encontrase a Jesús en el camino es una experiencia personal que no se enmarca en un rito, en una norma o en un lugar específico.  Cada encuentro con el Maestro es válido y respetable, sin importar la religión, el cómo o el cuándo ese encuentro genera cambios profundos en la vida de esa persona y comunidad. La única medida para valorar el encuentro es el amor al estilo del Maestro, sólo desde ahí se mide si está o no el Nazareno presente en este o aquel.

Encontrarse con el Maestro cambia la vida, aviva los sentidos, re-orienta la existencia. Esto es lo que han experimentado hombres y mujeres a lo largo de la historia al encontrarse con Jesús, se les abrieron los ojos, empezaron a ver la vida con los ojos de quien ama intensamente y como aman, fácilmente se duelen con el dolor de los otros, ven la obra de Dios y nunca desfallecen ante la oscuridad que pareciera ganar; también la voz surge para anunciar el amor infinito del Padre y para denunciar todo aquello que atenta contra la vida de la creación.

En la experiencia personal y comunitaria Jesús se va haciendo presente, va
resucitando y haciendo su obra entre los hombres. Estas personas hacen transformaciones históricas buscando hacer real el plan de Dios opacado por el egoísmo de sus hijos e hijas.


Animarse a buscar el encuentro con Dios sin importar religiones o credos, sino la intención de encontrarle un nuevo horizonte a la existencia, ya sea en libros, ritos, en los otros, en la naturaleza, en el silencio, donde cada ser humano quiera, pero con la certeza de que encontrándolo empezarán procesos de libertad y compromiso que impactarán positivamente nuestra sociedad. 

EQUIPO ORIENTACIÓN
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