“No
es aquel que mata quien vence. No es quien persigue el que gana. El odio no
gana. La venganza no gana. La violencia no gana. El amor es el que vence. Y
Cristo venció, Cristo resucitó. Cristo hizo su pascua”…
Es la lógica ilógica de nuestro Dios. En una
sociedad enmarcada en la competencia, en el egoísmo, el ego, el capitalismo resulta
ilógico que Aquel sencillo hombre de Nazaret fuese el vencedor… ¿Dónde están
sus armas, su ejército, sus argumentos, su lucha? ¿Qué ganó, por qué no usó la
violencia para defenderse? Tal vez ilógico para la humanidad, pero lógico para
Dios: “tiene que vencer el amor es lo único
que puede vencer”. El amor del Padre evidenciado en Jesús que
lo llevó a asumir su existencia de una manera de nueva y diferente, el amor que
fue el motor de sus palabras y acciones. El amor que se tradujo en servicio,
perdón, entrega, libertad, verdad, justicia, comprensión, opción por los pobres
y excluidos, restitución de la dignidad.
Amor que impulsó a Jesús a vivir su
existencia en coherencia, a oponerse al pecado que nos aparta de Dios y lastima
nuestro ser y el de los otros. Amor que
llevó a Jesús a caminar con los suyos, a enseñarles, a acompañarles en momentos
de alegría y dolor; amor que llevó a Jesús a morir en la cruz, no obligado,
sino en libertad sabiendo que su entrega traería para la humanidad un nuevo
camino, una nueva vida.
¡Jesús vive! La fe nos permite comprender que su
sacrificio no fue en vano, que no murió para siempre sino que su vida en
coherencia y el amor inagotable del Padre le dieron la nueva vida. Por fe
comprendemos que Jesús vive y que alguna vez todos los hombres y mujeres de
bien estarán junto a él en la casa del Padre.
Vive Jesús en la mente y corazón de los
hombres y mujeres que a lo largo de la historia han dado y dan la vida por la
construcción de “ese otro mundo posible” en el que la felicidad de los hombres
es posible; en el corazón de las madres y padres que a diario se gastan amando
a sus hijos; en esos que a pesar de recibir cientos de golpes siguen adelante,
mantienen en firme su esperanza; en aquellos que no ponen su felicidad en el
dinero o cosas; en esos que perdonan y se arriesgan a seguir amando; en esos
que valoran y cuidan la tierra; en esos que respetan y cuidan la vida en cualquiera
de sus manifestaciones; en los niños con su curiosa libertad e inocencia; en
los jóvenes emprendedores; en las familias que buscan mantenerse unidas por el
amor; en esos a los que el dolor de los otros los conmueve y los lleva a dar
luchas en pro de la justicia…
La Resurrección de Jesús se opone a la
guerra como camino a la paz, al capitalismo que devora y destruye la vida, a la
violencia como medio para solucionar conflictos, a la exclusión, a la injusticia,
a los derechos como negocio, a esos que amontonan riquezas mientras otros
mueren de hambre, al odio… Es que la vida nueva que nos dio Jesús se construye
desde acá, sería triste pensar que Dios quiere la infelicidad de sus hijos en
la tierra.
El amor del Padre renovado en nuestras
mentes y corazones por estos días debe permear todas las dimensiones de
nuestras vidas y comprometernos con la construcción de realidades más humanas y
justas fundadas en el amor.
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN…
Con cariño,
Equipo Orientación.
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