En
buena hora el Espíritu que rige los destinos de la historia nos pone a los
cristianos hoy frente a la figura del “Pastor” y del “Rebaño” que aunque bien
lejos se encuentran ya de nuestra cosmovisión –porque hoy son pocos los rebaños
que vemos- sí ilustra mucho de lo que acontece en nuestro entorno.
Hoy,
cuando en nuestro mundo y concretamente en esta porción de Latinoamérica
bautizada Colombia encontramos infinidad de avivatos queriendo dirigir
–pastorear- los destinos de los pueblos a costa de manipular la consciencia
colectiva a favor de sus intereses y causas particulares… Hoy, cuando
encontramos que aunque se habla de libertades, de autonomía y se promueve la
diversidad existen no pocas personas dispuestas a dejarse dirigir –pastorear- su presente y su futuro,
es necesario revisar frente a la única autoridad del pastoreo, Jesús de
Nazaret, de qué o de quiénes estamos
dejándonos pastorear, y qué o quiénes son nuestros pastores…
Vox
Populi es la actual situación de esta patria, en donde tod@s hemos sufrido
directa o indirectamente las inclemencias de esta guerra sin cuartel y sin
sentido que ha cobrado la vida de más inocentes que partidarios.
Remitámonos
al último de los acontecimientos, el que rebosó la copa de la “indignación”
nacional, la muerte de un grupo de Soldados a manos de la guerrilla de las
FARC. Inmediatamente en los medios de comunicación como en las redes sociales
se manifestó el rechazo y la condena a esta acción tan terrorista como la de dejar
morir a alguien en la puerta de un hospital, como la de ejecutar jóvenes
extrajudicialmente para presentarlos como bajas de guerra, como la de avasallar
a palos, gases, tiros y fuerza a quienes ejercen su legítimo derecho a la
protesta, como la de gastarse en lujos los recursos públicos, como la de quitar
otros tantos a la Educación pública, de calidad y gratuita, entre tantas otras
perlas.
Es
que de golpe nos entra una indignación tan inconmensurable como repentina y
pasajera por estos hechos tan dolorosos en la historia nacional, pero olvidamos
el compromiso que como ciudadanos tenemos con el presente y el futuro de esta
patria, desde siempre abusada y explotada por sus incestuosos padres que,
dueños del poder y de los medios de comunicación, tocan el bombo que retumbará lo
que sea necesario para lograr su cometido siempre egoísta, manipulador y
acaparador.
Todos
queremos, soñamos y luchamos –bueno, no todos luchamos- un país justo, en paz y
con oportunidades para todos; unos lo sueñan desde el diálogo, muchos lo sueñan
-y ya lo hacen- desde la vía armada. Lo cierto es que tod@s queremos la paz, y
esta no puede estar construida sobre los huesos, las calaveras, ni la dignidad
de ninguno más, tiene que ser de otra forma. Busquémosla entre tod@s.
El
Evangelio nos propone empezar desde lo básico: Si quiero cambiar el mundo debo
empezar por la única parte de él de la cual soy el verdadero y único
responsable, YO. Y a partir de allí, cultivar a través del diálogo, la apertura
y la crítica nuestras propias ideas, sacar nuestras propias conclusiones y
compromisos sin que nadie nos diga qué tenemos qué hacer ni cómo hacer ni qué
pensar.
Busquemos
salir del egoísmo que pastorea nuestro corazón y nuestra voluntad, de modo que siguiendo
los pasos del único Buen Pastor nos comprometamos a construir la paz más acá de
los diálogos de la Habana, es decir, en nuestras familias y comunidades, y en
donde seamos capaces de solidarizarnos no de una manera parcial sino total y
duradera con el dolor de las víctimas directas que hasta hoy son sólo usadas
como aliciente para promover la dinámica violencia.
EQUIPO ORIENTACIÓN