Hemos sido bombardeados esta
semana por noticias de muerte y desolación, de masacres; hemos sido testigos
–una vez más- del horror de la guerra, de las consecuencias de un sistema
egoísta e inhumano, hemos sentido asco al ver a los “politiqueros” del país haciendo
mofa y sacando provecho de la muerte de 11 pobres que nada significan para el
estado ni para quienes hoy los usan como trampolín al poder. Hablo de Colombia,
de un país que lleva más de 2 siglos gobernado por egoístas que han construido
la nación injusta, desigual y violenta que hoy somos; me disculpará querido
lector, pero hoy tuve la necesidad de empezar por hechos dolorosos como este,
tal vez usted desde su país sienta hoy lo mismo: impotencia, cansancio y dolor
por la ilógica que predomina hoy en nuestros países.
Es aún más paradójico y
cuestionante que hombres y mujeres que dicen creer, amar y seguir a Jesús de
Nazaret sean los mismos que gritan y exigen más violencia, más guerra, más
muerte; estos que dicen seguir al Maestro del amor, del perdón y del servicio;
estos que dicen seguir al Hombre que colgado en un madero, masacrado, humillado
y lastimado en todo su ser usó sus últimos alientos para gritar: “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”. ¿Dónde está la coherencia? ¿A cuál
Jesús dicen amar y seguir?
Y entonces, escuchamos de
voz de Jesús en este domingo en que aún muchos seguimos contemplando el
misterio de la Pascua: "PAZ A
VOSOTROS”, son las palabras del
Maestro a los suyos que están en desolación, con miedo, que empiezan a ser
perseguidos por el Imperio. Paz, es el profundo deseo y don que Jesús les y hoy
nos trae.
¿De qué paz está
hablando? Me aventuro a pensar en la paz
que nos viene al sentirnos acompañados por un Dios cercano que Ama sin medida,
que camina con nosotros en esta “balacera que es la vida”, que sufre con su
pueblo, que hoy sufre con las familias que lloran a sus hijos, que se indigna
por el maltrato que hacen a sus hijos e hijas. Esa paz que nos viene del
Maestro se traduce en esperanza, en la certeza de la compañía de un Dios Amigo.
La paz del
Maestro también es una apuesta por la vida, por la justicia, por la equidad,
por la verdad, por el diálogo, por la reparación, por la inclusión… Dice el
Evangelio de Lucas, que luego de saludarlos con la paz se sentó con ellos en la
MESA, la mesa en la que todos caben,
en la que nadie es más que nadie, en la que la vida es sagrada, en la que se
dialoga, en la que el amor es la única norma, en la que el odio y la exclusión
no tienen espacio… Termina la cena con un compromiso: “Son testigos de esto”, es decir desde ese momento serían hombres y
mujeres de paz, constructores de “otro mundo posible”, en nombre de Dios
empezarían a defender la vida, a llevar la Buena Nueva traída por Jesús.
El Maestro de la
Vida que pasó por la muerte, por la injusticia y la violencia del sistema de su
época es el mismo que hoy nos reclama más compromiso con la historia, más
sentido crítico, más defensa de la vida, más justicia e inclusión, más amor.
EQUIPO ORIENTACIÓN
Excelente artículo y comparto su pensar y sentir. Jesús nos dejó un legado muy valioso e importante que muchos no sabemos aplicar “LA LEY DEL AMOR”, ese sentimiento sublime que nos ayuda a ver en el otro, el Rostro de ese Dios de Misericordia y Bondad, y que por esta lucha de poder, de querer ser y tener más “IGNORAMOS”. La paz se construye con Paz, con humanidad, con ese colocarnos en los zapatos de quién más necesita, con servicio y todas esas virtudes que nos cuesta manifestar. JESÚS dijo: “TOCAD MIS MANOS Y MIS PIES”, nos invita a una comunicación constante con EL, a sentirlo cerca y a seguir su ejemplo para lograr el mundo que soñamos, libre de tanta guerra, de tanta maldad y de tanto egoísmo. Llevemos siempre presente a ese MAESTRO DE LA EMOCIÓN, que nos enseñó a reaccionar con serenidad, a pensar antes de actuar, a medir las acciones, a vivir con intensidad. Revivamos ese AMOR INCONDICIONAL que nos dejó
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